ALTERNATIVAS PARA UN NUEVO ORDEN
SOCIAL Y ECONÓMICO DESDE LA
PERSPECTIVA DE LOS TRABAJADORES
Documento aprobado en el Congreso
Ordinario y Extraordinario de la CTA AUTÓNOMA
28
de febrero 2018
Síntesis:
En el presente documento planteamos
algunos ejes de discusión que, de manera articulada, permiten trazar
una alternativa posible de cambio y revisión del orden social y
económico. Partimos de la idea de que no es posible transformar el
ordenamiento social vigente sin una estrategia que promueva el
fortalecimiento de la capacidad de los trabajadores para incidir en
el diseño de la sociedad. Para ello, resulta imprescindible remover
el conjunto de condiciones e instituciones que debilitan su
participación que podemos sintetizar en las siguientes: la
pauperización de las condiciones de vida de la sociedad; la
precarización laboral, el desempleo y el trabajo clandestino y la
burocratización y/o transformación de una parte importante de las
organizaciones de los trabajadores en empresas cuyo efecto es coartar
la libertad y la democracia sindical. El efecto concreto es el
debilitamiento de las organizaciones de los trabajadores y la
reducción de su función a la representación de una minoría de la
clase trabajadora. Por lo tanto, el círculo de exclusión de la vida
política y sindical queda instalado con una doble condición: es la
baja capacidad de incidencia de los trabajadores en el orden social
la que se expresa en el debilitamiento de sus propias organizaciones
y la menor relevancia que éstas disponen respecto al conjunto de la
clase trabajadora. En términos sintéticos, las iniciativas
propuestas son:
-
Establecimiento de un Piso de Ingresos y Garantía de derechos para el conjunto de los hogares: Consiste en una batería de políticas de carácter universal para intervenir en la condición de pauperización social vigente con el principal objetivo de erradicar de la pobreza en nuestro país. Esta estrategia integrada de transferencia directa de ingresos a distintos grupos poblacionales contiene los siguientes instrumentos:
-
La universalización de un Salario Social de Empleo y Formación (SSEyF) para todos los jefes de hogar desocupados en el marco de la conformación de un circuito económico de alcance nacional y aplicación local en provincias y municipios para movilizar fuerza de trabajo excluida de los procesos de producción en orden a permitir el alcance universal de la infraestructura social básica. El valor estimado para el mismo es de $14.600 al mes de marzo del corriente año y supone un efectivo piso de ingresos para el conjunto de la fuerza laboral que incluso supera al actual salario mínimo de los trabajadores formales en un 53,7%.
-
La universalización del pago de la asignación familiar por hijo a través del planteo de un nuevo esquema de Asignaciones Familiares de carácter universal para el grueso de las prestaciones incluidas en el mismo. Esta propuesta resuelve la discriminación en la que sistema actual incurre al diferenciar los pagos por este concepto según la condición laboral de los adultos responsables al tiempo que se establece un solo sistema de carácter universal sin fragmentación ni exclusión de la población objetivo. El valor propuesto de la asignación familiar por hijo es el actualmente vigente de $1.493.
-
El establecimiento de una jubilación universal para la población adula mayor equivalente al 82% del Salario Social de Empleo y Formación (SSEyF). Si bien esta medida no resuelve la necesidad de reformular el actual esquema previsional, en esta oportunidad particular se busca que la estrategia del piso de ingresos pueda incidir en los hogares con presencia de adultos mayores. Surge entonces que el monto de la jubilación universal se ubica en los $12.000generando un impacto real en los montos de las jubilaciones en el actual sistema previsional, a partir de la fijación de un umbral de ingreso más alto y efectivamente universal. Esto implica un aumento del piso de haberes del orden del95% respecto a PUAM (Pensión Universal para el Adulto Mayor)y del 54% respecto al haber mínimo garantizado hoy vigente.
Realizando un ejercicio de factibilidad
para resolver la pobreza, se verifica que la transferencia de
ingresos a los hogares pobres representa apenas 6% de un PBI que hoy
alcanza los $9.940.327 millones1,
aunque si consideramos los ingresos ya disponibles con los que
cuentan los hogares en esta condición, se reduce al 2,4% del
producto. En términos monetarios, por lo tanto, lo anterior indica
que, a valores del año 2017, el costo fiscal de la propuesta oscila
entre los $ 238.568 millones y los $596.420 millones según ambas
metodologías de cálculo. Con el objeto de erradicar el hambre, con
tan sólo distribuir entre el 0,5% y 0,2% del PBI sería posible
resolver la emergencia del hambre lo que implica una redistribución
de entre $ 19.881 millones y $ 49.702 millones. Claro está que en la
Argentina de hoy sobran recursos pero falta voluntad ya que,
independientemente de los instrumentos de política pública que se
elijan, el esfuerzo distributivo que el Estado debe realizar es
mínimo ya que compromete a sólo el 5,9% (o como máximo el 14,7% si
considera la estimación más elevada) de un gasto público
consolidado que actualmente alcanza los $4.043.525,4 millones2.
-
La democracia y libertad sindical para fortalecer la capacidad de negociación de los trabajadores en el proceso de trabajo: El actual esquema sindical por rama de actividad, pensado en función de otro modelo productivo que el vigente, que consagra en nuestro país el modelo de sindicato único resulta hoy insuficiente para representar las demandas de los trabajadores. No sólo por las prácticas corruptas o propatronales de la dirigencia sindical del unicato sino también por la obsolescencia de un régimen que no alcanza a dar cuenta de las transformacionesdel modelo de acumulación del capital efectuadas a nivel mundial que se expresan en procesos de integración, diversificación, conglomeración, cambio tecnológico y deslocalización de la cadena de producción.Por lo tanto, la libertad y democracia sindical, partiendo de la necesidad de dinamizar la elección de delegados al interior de los establecimientos e incorporando nuevos marcos de posibilidad para la negociación colectiva, se presenta como una estrategia ineludible para favorecer la reorganización de la clase trabajadora en la disputa por el ingreso y las condiciones de trabajo en el marco de un nuevo proceso de acumulación de capital, dotando de una mejor organización de la clase trabajadora respecto a las características de la patronal.
-
Eliminar el sobreempleo para terminar con el desempleo. Reducir la sobre- jornada laboral: la problemática del desempleo es posible atenderla a partir de intervenir en su contracara, el sobreempleo por la vía de la reducción de la sobreocupación horaria. Si consideramos la estadística laboral se verifica que es posible reducir la jornada laboral de los trabajadores asalariados sobreocupados a los efectos de que realicen una jornada laboral normal percibiendo el mismo ingreso para favorecer la creación de entre 1.141.870 y 1.762.357 puestos de trabajo. Es decir, que combatiendo la sobreocupación (es decir la sobreexplotación laboral) y repartiendo el empleo (es decir las horas excedentes) podemos terminar con la desocupación y mejorar las condiciones de vida de los que hoy trabajan.
-
Socialización de la renta tecnológica propiciando un nuevo reparte del tiempo de trabajo entre empleo y formación. Se plantea la conformación de un Seguro de Empleo y Formación para generar un replanteo en la distribución de la productividad en el marco del paradigma de avance tecnológico a través de un nuevo reparto del tiempo de trabajo entre jornada laboral y jornadas de formación que genere una fuerza laboral calificada acorde a los nuevos requerimientos tecnológicos. La nueva institucionalidad condensada en un Seguro de Empleo y Formación para el conjunto de la fuerza de trabajo, estructurada por cadena de valor, permite una revisión de la cuestión del empleo, en vistas de la conformación de un orden social más inclusivo en cuanto a la distribución del excedente económico socialmente generado. En tanto el cambio tecnológico reduce la necesidad de fuerza de trabajo por unidad de producto y al mismo tiempo requiere niveles crecientes y permanentes de capacitación de la fuerza laboral, el Seguro de Empleo y formación permite capturar en manos públicas parte del incremento de la productividad resultante de la nueva tecnología.
Esto se logra en base a un nuevo reparto
de la jornada laboral que por un lado reduce el tiempo de empleo al
tiempo que libera horas para garantizar procesos de formación y
reconversión de la fuerza laboral.
Las propuestas aquí presentadas que
buscan fortalecer la capacidad de discusión e injerencia de la clase
trabajadora en el diseño de un orden social alternativo requieren
del replanteo del rol de Estado en, al menos, dos de sus dimensiones
de intervención: En el proceso
de Inversión y En la distribución del ingreso.
Lineamientos para una propuesta
El dato de la coyuntura es la
inexistencia de un debate serio sobre los problemas que enfrenta la
Argentina. La política del gobierno de Macri no demuestra ninguna
intención de abordarlos, por el contrario parece profundizarlos en
la medida en que el principal objetivo está puesto en premisas que
responden alya conocido protocolo liberal para superar las crisis:
ajuste en la intervención del Estado que implica menos gasto social
y regresividad en la carga tributaria, reducción del costo laboral,
apertura comercial y cierre de industrias consideradas “ineficientes”
y mejoramiento de las condiciones de rentabilidad, particularmente
para el capital financiero.
En este marco, la agenda del gobierno
está atestada de medidas que representan una permanente ofensiva a
las condiciones de vida de los trabajadores, jubilados y pensionados,
sectores vulnerables y el campo popular en su conjunto. Con un nivel
de ficción inusitado, el diagnóstico oficial afirma que el problema
principal de la falta de inversión, del déficit fiscal, de la
inflación, del margen acotado de competitividad tiene origen en los
elevados costos laborales que el empresario debe afrontar. La
falsedad de este argumento queda expuesta al constatar que,
realizando un simple ejercicio a partir de la estadística oficial
del segundo trimestre 2017, de una jornada laboral de 8 horas, el
tiempo de trabajo que el trabajador ocupa para reproducir el valor de
su salario es una hora y 55 minutos mientras el resto, 6 horas y 5
minutos trabaja para producir el excedente económico que será
apropiado principalmente por el empresario. Cabe destacar que la
captación del excedente por parte del Estado, en forma de impuestos,
para la redistribución secundaria del ingreso se realiza también de
manera desigual trasladando la mayor carga sobre los salarios y los
ingresos de los sectores populares. Lo anterior se expresa también
en la importante diferencia entre el rendimiento que genera una hora
de trabajo, que al 2017 oscila los $319 (U$S 20,3) y la retribución
que efectivamente recibe el trabajador por esa labor, de $76,5 (U$S
4,8). La diferencia, es el margen del excedente económico apropiado,
en primera instancia por el empresario, (de $242,5 / U$S 15,4) que
representa una tasa de explotación media de 317%. Esta magnitud que
representa tan sólo una estimación de la explotación promedio de
la economía esconde una gran heterogeneidad sectorial en su
interior, sobre la cual podemos afirmar que resulta ser superior en
el caso de las grandes firmas conforme a los diferenciales de
productividad que las mismas disponen.
Se evita así dar el verdadero debate: el
problema de la inversión en el modelo económico argentino que
opera, con sus matices, desde hace más de cuarenta años. Buena
parte de los desequilibrios macroeconómicos que desvelan a los
funcionarios públicos tienen origen en el carácter estructural
de un modelo productivo altamente concentrado e
internacionalizado que obtiene rentas extraordinarias sin
necesidad de inversión. En
tanto la inversión en un régimen capitalista es función de
la obtención de una cuasi renta, la posibilidad que brinda nuestra
economía de que los sectores dominantes puedan obtener rentas
extraordinarias por control sobre los mercados en los que operan,
por control sobre los recursos naturales que devengan renta, por
manejo de información privilegiada asociada a los cambios en
la política económica o por opciones de mayor rentabilidad
y rapidez en el terreno especulativo financiero, debilita el
proceso de inversión.
En el cuadro descripto, la inversión adopta un carácter
vegetativo destinado a mantener las posiciones dominantes que
permiten aprovechar las ventajas descriptas y en ningún caso esto
puede alterarse por la vía de producir masivas y generalizadas
transferencias de ingresos al capital a través de por ejemplo la
reducción de las contribuciones patronales. Lejos de ello, este
tipo de medidas alientan el comportamiento especulativo y
rentístico de los grandes capitales. Por lo tanto, el
sostenimiento de bajos costos laborales junto con políticas
que profundizan su reducción, lejos de producir efectos
económicos virtuosos, terminan por potenciar el proceso de
fuga de capitales que acumuló más de U$S 102.000 millones en
el período 2003- 2015 y continúa acelerando su tendencia en esta
gestión con más de U$S 34.000 millones. En manos del capital
transnacional, la reticencia inversora, se expresó, por su parte, en
un total de utilidades y dividendos girados al exterior de U$S 24.000
millones durante los gobiernos kirchneristas y acumula con Macri un
total de U$S 5.272 millones.
Más aún, los efectos de no resolver el
problema de inversión no se reducen sólo a la fuga de capital y la
remisión de utilidades y dividendos sino que también están
asociados a la lógica permanente de la deuda del sector público,
que en la presente coyuntura adquiere singular relevancia de la mano
de acreedores externos, acotando el margen de acción del Estado y el
uso de los recursos públicos para el pago de servicios de deuda. En
el período comprendido entre los años 2003 y 2015 se cancelaron U$S
45.924 millones en concepto de intereses de deuda mientras en tan
sólo los dos primeros años de la era Macri, U$S 19.471 millones.
Conforme
a lo anterior, el actual programa aplicado por gobierno nacional que
busca profundizar la transferencia de recursos hacia actores
económicos concentrados, en lugar de reactivar algún ciclo de
crecimiento económico, tiene como resultado la ampliación del
margen de rentabilidad y la intensificación de los procesos de huida
del excedente económico.
Lo que se precisa en realidad es impulsar
un una nueva propuestaque, desde la perspectiva de los trabajadores,
tenga que ver con las nuevas condiciones del proceso de acumulación
de capital, con el cuadro social de la Argentina y con el cambio
tecnológico.
A continuación planteamos algunos ejes
de discusión que, de manera articulada, permiten trazar una
alternativa posible de cambio y revisión del orden social y
económico. Desde ya, partimos de la idea de que no
es posible transformar el ordenamiento social vigente sin una
estrategia que promueva el fortalecimiento de la capacidad de los
trabajadores para incidir en el diseño de la sociedad.
Para ello, resulta imprescindible remover el conjunto de condiciones
e instituciones que debilitan su participación que podemos
sintetizar en las siguientes: la pauperización de las condiciones de
vida de la sociedad; la precarización laboral, el desempleo y el
trabajo clandestino y la burocratización y/otransformación de una
parte importante de las organizaciones de los trabajadores en
empresas cuyo efecto es coartar la libertad y la democracia sindical.
Respecto al último señalamiento, el efecto concreto es el
debilitamiento de las organizaciones de los trabajadores y la
reducción de su función a la representación de una minoría de la
clase trabajadora3.Por
lo tanto, el círculo de exclusión de la vida política y sindical
queda instalado con una doble condición: es la baja capacidad de
incidencia de los trabajadores en el orden social la que se expresa
en el debilitamiento de sus propias organizaciones y la menor
relevancia que éstas disponen respecto al conjunto de la clase
trabajadora.
-
Establecimiento de un Piso de Ingresos y Garantía de derechos para el conjunto de los hogares: Esta iniciativaimplica la construcción de un Piso de Ingresos y Garantías a través de una batería de políticas de carácter universal paraintervenir en la condición de pauperización social vigente con el principal objetivo de erradicar de la pobreza en nuestro país. La misma consiste en una estrategia integrada de transferencia directa de ingresos a distintos grupos poblacionales a través de los siguientes instrumentos:
-
La universalización de un Salario Social de Empleo y Formación (SSEyF) para todos los jefes de hogar desocupados en el marco de la conformación de un circuito económico de alcance nacional y aplicación local en provincias y municipios para movilizar fuerza de trabajo excluida de los procesos de producción en orden a permitir el alcance universal de la infraestructura social básica. El efecto de la transferencia de ingresos tiene un doble impacto: por un lado, intervenir en la emergencia social de los hogares a través de transferencia de un salario que tenga relación con la satisfacción de necesidades básicas de las unidades familiares. De este modo, la articulación de la asignación universal por hijo con el SSEyF busca garantizar que el conjunto de los hogares accedan a ingresos familiares que superen la línea de pobreza (estimada actualmente por la EPH – INDEC). Conforme a lo anterior, el valor de la Canasta Básica Total (CBT) estimada al mes de Marzo del 20184 para una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos es de $17.590, lo que implica que el monto del SSEyF resultante, luego de la deducción de dos asignaciones familiares por hijo, alcanza los $14.600. Cabe destacar que el monto alcanzado con esta metodología de cálculo resulta prácticamente equivalente a la única referencia legítima para establecer el Salario Mínimo Vital y Móvil, ignorada por la práctica arbitraria del Consejo de Salario, que es valor de una canasta estimada para un trabajador sin carga de familia. La misma se ubicó al mes de Enero en $14.562, en línea con el SSEyF propuesto y por encima del actual SMVM (de $9.500). En concreto entonces, al momento esta propuesta implicaría un aumento del salario mínimo de los formalesen un 53,7%
El segundo efecto tiene incidencia
directa en el plano laboral ya que la implementación de un ingreso
destinado a la población desocupada en vistas de resolver las
condiciones de vida de los hogares, eleva la media salarial de la
población ocupada por doble vía: por un lado, descomprime la
presión en el mercado de trabajo de miembros de las familias que
buscan complementar ingresos y por el otro, fija un efectivo salario
mínimo que condiciona a la discusión salarial a superarlo de manera
de contribuir al fortalecimiento en la negociación colectiva de las
condiciones laborales y a atenuar las estrategias de disciplinamiento
social de actores económicos concentrados.
-
La universalización del pago de la asignación familiar por hijo a través del planteo de un nuevo esquema de Asignaciones Familiares de carácter universal para el grueso de las prestaciones incluidas en el mismo. Esta propuesta resuelve la discriminación en la que sistema actual incurre al diferenciar los pagos por este concepto según la condición laboral de los adultos responsables al tiempo que se establece un solo sistema de carácter universal sin fragmentación ni exclusión de la población objetivo. El valor propuesto de la asignación familiar por hijo es el actualmente vigente (a partir del mes de Marzo) de $1.493 en la medida que esta política de ingresos está acompañada por otras destinadas a transferir ingresos a los hogares de acuerdo a sus necesidades materiales de vida.
-
El establecimiento de una jubilación universal para la población adula mayor equivalente al 82% del Salario Social de Empleo y Formación (SSEyF). Si bien esta medida no resuelve la necesidad de reformular el actual esquema previsional, que en el marco del mundo laboral actual, ha quedado profundamente alejado de lo que debiera ser su principal función, la de garantizar cobertura de calidad a la población en edad pasiva, en esta oportunidad particular se busca que la estrategia del piso de ingresos pueda incidir en los hogares con presencia de adultos mayores. Conforme al valor que asume el SSEyF, surge entonces que el monto de la jubilación universal se ubica en los $12.000 generando un impacto real en los montos de las jubilaciones en el actual sistema previsional, a partir de la fijación de un umbral de ingreso más alto y efectivamente universal. Cabe recordar, que luego de los cambios realizados por gobierno de Macri, la idea del haber mínimo queda diluida en la medida que se conforma un esquema de tres haberes mínimos (uno más mínimo que el otro) que parte de una prestación universal que perforó el piso anterior ubicándolo en el 80% del mismo. Esto implica un aumento del piso de haberes del orden del 95% respecto a PUAM y del 54% respecto al haber mínimo garantizado.
Por otra parte, la construcción de un
piso de ingresos y garantías para la población supone unshock
distributivo en la economíaque en tanto, promueve una modificación
en el perfil de la demanda agregada, se articula con la reorientación
del modelo productivo en función de tres vectores básicos sobre los
quese plantea un nuevo ordenamiento económico, a saber: la
satisfacción de las necesidades de la población, la incorporación
de progreso técnico y el ahorro de divisas.
Es preciso señalar que nuestro país no
es pobre sino que produce pobreza. Este juego de palabras implica
nada menos que reconocer que, lejos de ser un fenómeno natural, su
origen tiene que ver con la trama de relaciones sociales que
sostienen la matriz distributiva que organiza la esquema de
acumulación vigente. En otros términos, la desigualdad es lo que
está de fondo en el fenómeno de la pobreza. Realizando un ejercicio
de factibilidad para resolver la pobreza, se verifica que la
transferencia de ingresos a los hogares pobres representaapenas 6% de
un PBI que hoy alcanza los $9.940.327 millones5,
aunque si consideramos los ingresos ya disponibles con los que
cuentan los hogares en esta condición, se reduce al 2,4% del
producto. En términos monetarios, por lo tanto, lo anterior indica
que, a valores del año 2017, el costo fiscal de la propuesta oscila
entre los $ 238.568 millones y los $596.420 millones según ambas
metodologías de cálculo.Con el objeto de erradicar el hambre, con
tan sólo distribuir entre el 0,5% y 0,2% del PBI sería posible
resolver la emergencia del hambre lo que implica una redistribución
de entre $ 19.881 millones y $ 49.702 millones. Claro está que en la
Argentina de hoy sobran recursos pero falta voluntad ya que,
independientemente de los instrumentos de política pública que se
elijan, el esfuerzo distributivo que el Estado debe realizar es
mínimo ya que compromete a sólo el 5,9% (o como máximo el 14,7% si
considera la estimación más elevada) de un gasto público
consolidado que actualmente alcanza los $4.043.525,4 millones6.
-
La democracia y libertad sindical para fortalecer la capacidad de negociación de los trabajadores en el proceso de trabajo
El actual esquema sindical por rama de
actividad, pensado en función de otro modelo productivo que el
vigente, que consagra en nuestro país el modelo de sindicato único
resulta hoy insuficiente para representar las demandas de los
trabajadores. No sólo por las prácticas corruptas de la dirigencia
sindical del unicato sino también por la obsolescencia de un régimen
que no alcanza a dar cuenta de las transformaciones efectuadas a
nivel mundial desde el último cuarto del S.XX
en los procesos de valorización del capital.
La Argentina que tenemos hoy,
caracterizada por la vigencia de un mundo laboral dominado por la
flexibilización de las contrataciones laborales junto con el
debilitamiento del rol del salario como vector principal que motoriza
la demanda, es el resultado de un proceso de reestructuración que
lleva más de cuarenta años. Este proceso de reestructuración ha
implicado un doble fenómeno con respecto al proceso de acumulación
del capital: por un lado, permitió intensificar el proceso de
concentración en la propiedad de los medios de producción, y por
otro lado, un proceso de transnacionalización, es decir, aquellos
que tienen control sobre los medios de producción tienen una lógica
de funcionamiento que no se definen al interior de las fronteras
locales sino en el marco de la economía mundial (tanto en los
principales grupos económicos de origen local como también en las
empresas). Por lo tanto, en los procesos de concentración y
centralización de capital de carácter trasnacional se viven
experiencias de integración, diversificación, conglomeración y
deslocalización.
En este marco, laboral y productivo, la
disputa de los trabajadores por salario y condiciones de trabajo por
rama, que ya resultan debilitadas frente a la perdida de relevancia
del salario mínimo, es desafiada también por la forma que adopta
la acumulación de capital, la cual muchas veces supera el sector de
actividad e incluso también el espacio nacional.
Para presentar algún ejemplo a modo
ilustrativo nos sirve el caso de la empresa Ledesma de capital
nacional. El conglomerado empresarial, perteneciente a la familia
Blaquier, tristemente vinculada a los acontecimientos de la última
dictadura militar, originalmente se especializaba en la producción
de azúcar y actualmente mantiene una red de actividades que denotan
su significativa diversificación: durante las últimas décadas fue
incorporando la producción de papel, frutas y jugos concentrados,
carne y cereales, alcohol y bioetanol, jarabes, almidones de
maíz, carnes y cereales.
Según la información
oficial de la página de web de la empresa, la diversificación e
integración productiva se expresa a lo largo y a lo ancho del
territorio argentino, aprovechando principalmente las ventajas
naturales locales. En la provincia de Jujuy,
Ledesma instaló su complejo agroindustrial (plantaciones de
cítricos, paltas, empaque de frutas y plantas de jugos, campos de
caña de azúcar, fábricas de azúcar, alcohol, bioetanol, y
celulosa y papel con generación propia de electricidad); en San
Luis a través de su empresa
Glucovil Argentina S.A. (empresa conjunta Ledesma en un 70% y Cargill
en un 30%) jarabes, almidones y aceites para la industria de la
alimentación y productos destinados a la nutrición animal, todos
ellos provenientes de la molienda húmeda de maíz (también dispone
de generación eléctrica propia), tiene instalación de planta de
producción de cuadernos, repuestos escolares y papelería comercial;
en Salta
a través de una UTE “Aguaragüe” participa en la exploración y
explotación de petróleo y gas; en Tucumán
tiene plantas de fraccionamiento de azúcar; y en Buenos
Aires y Entre
Ríos mantiene su producción
de carne y granos en La Biznaga, La Bellaca y Magdala (Buenos Aires)
y en Centella (Entre Ríos) y sus oficinas comerciales
A pesar del emporio agroindustrial, los
8.000 empleados contratados por Ledesma están regulados por
distintos convenios colectivos de trabajo (entre ellos el azucarero)
que discuten paritaria fragmentadamente sin considerar, de manera
integral, las características de una patronal que trasciende los
límites sectoriales. Cabe destacar, en esta línea, que a mediados
del año 2016 el Sindicato de los Trabajadores del Azúcar del
Ingenio San Martín del Tabacal cerró un aumento anual de 41,3%
después de un conflicto que incluyó 75 días de huelga y fue
considerado como una de las paritarias más elevadas. Sin embargo, la
extraordinaria performance presentada se diluye al observar que
durante el período 2015 – 2016, la ganancia operativa del
conglomerado se amplió en un 68,1% (de $818 millones a $1.376
millones) y la ganancia neta en 1.092,8% (pasó de tener pérdida de
utilidades a $789 millones).
Por lo tanto, la libertad y
democracia sindical, partiendo de la necesidad de dinamizar la
elección de delegados al interior de los establecimientos e
incorporando nuevos marcos de posibilidad para la negociación
colectiva, se presenta como una estrategia ineludible para favorecer
la reorganización de la clase trabajadora en la disputa por el
ingreso y las condiciones de trabajo en el marco de un nuevo proceso
de acumulación de capital, dotando de una mejor organización de la
clase trabajadora respecto a las características de la patronal.
En este marco resulta ineludible
fortalecer el rol de las comisiones internas y sus delegados en los
establecimientos de trabajo, particularmente en los privados, para
los cuales actualmente prácticamente no se dispone de representación
sindical. De un estudio realizado por el Ministerio de Trabajo en el
año 2005, surge que las empresas de mayor tamaño son las que tienen
una menor proporción de trabajadores comprendidos en convenio
colectivo (el 21,6% quedan afuera) al tiempo que tan sólo el 12,4%
de las empresas cuenta con delegados y juntas internas.
Por lo tanto, resulta necesario repensar
los marcos sindicales de manera de favorecer la necesaria
articulación de la organización de los trabajadores a lo largo de
las cadenas de valor que, de la mano de los procesos de
deslocalización productiva, obligan a pensar articulaciones
internacionales más allá de las organizaciones profesionales. La
libertad y democracia sindical es la clave que posibilita a los
trabajadores decidir libremente como organizarse, no sólo para
romper el tapón de conducciones burocráticas sino para dotar a la
clase de la capacidad de enfrentar al capital en las formas que hoy
adopta el proceso de valoración del capital.
-
Eliminar el sobreempleo para terminar con el desempleo. Reducir la sobre- jornada laboral
En la Argentina de hoy es posible
resolver el problema del desempleo. Lo anterior es posible afirmarlo
incluso, en el esquema vigente de relaciones laborales que mayormente
precariza y excluye a buena parte de la fuerza de trabajo de los
procesos productivos existentes. De manera que, sin necesidad de
alcanzar un profundo (aunque necesario) replanteo de la cuestión del
empleo y de la apropiación de los excedentes sociales, la
problemática del desempleo es posible atenderla a partir de
intervenir en su contracara, el sobreempleopor la vía de la
reducción de la sobreocupación horaria.
Si consideramos la estadística laboral
actual que da cuenta de la magnitud de la sobreocupación y de la
desocupación, observamos que otro reparto del tiempo de trabajo es
absolutamente factible. En base a la estadística se observa que es
posible reducir la jornada laboral de los trabajadores
asalariados sobreocupados a los efectos de que realicen una jornada
laboral normal percibiendo el mismo ingreso para favorecer la
creación de entre 1.141.870 y 1.762.357 puestos de trabajo, según
se tome el total de los asalariados sobreocupados o solo los
registrados. Es decir, que combatiendo la sobreocupación (es
decir la sobreexplotación laboral) y repartiendo el empleo (es
decir las horas excedentes) podemos terminar con la desocupación y
mejorar las condiciones de vida de los que hoy trabajan.
Claves interpretativas éstas, que de considerarse en un verdadero
replanteo del marco laboral permitiría resolver buena parte de las
limitaciones del mercado laboral argentino.
-
Socialización de la renta tecnológica propiciando un nuevo reparte del tiempo de trabajo entre empleo y formación.
En toda economía capitalista, sea esta
de carácter desarrollado o no, la existencia de los ciclos
económicos que da lugar a la alternancia de crisis está, por lo
general, fuertemente relacionado con el desajuste que se establece
entre las fuerzas productivas que realimentan los procesos de
producción y reproducción social con respecto al tipo de gestión
que los organiza.
Es así como los criterios de gestión
vigente, o la falta de regulación sobre la economía producen
conceptos erróneos para la administración, apropiación y por lo
tanto la distribución de los rendimientos del dinamismo tecnológico
relacionados principalmente con las condiciones que determinan los
procesos de acumulación del capital: la productividad, la
reinversión del excedente económico y la rentabilidad empresarial.
Desde la gestión vigente la productividad está relacionada con la
reducción de trabajo vivo por unidad de producto porque su lectura
está asociada a una noción de eficiencia para el capital invertido,
es decir una productividad para el capital. De esta manera la renta
tecnológica sólo puede ser apropiada enteramente por el capitalista
y la reinversión se asocia simplemente con la incorporación de
nuevos equipamientos que permitan ampliar la productividad entendida
de este modo.
Lo que omite la organización actual de
los procesos productivos, es que el conocimiento resulta el eje
fundamental del nuevo paradigma productivo y que, por lo tanto, el
menor consumo de fuerza de trabajo por unidad de producto culmina con
mayores índices de desempleo y sobreexplotación laboral, impactando
negativamente en la posibilidad de generar instancias continuas de
formación y de mayor calificación de la fuerza laboral, cuestión
clave, como dijimos, para el desarrollo tecnológico. Omite por
completo una de las características del nuevo modelo de acumulación,
que con las nuevas tecnologías informacionales y los nuevos métodos
de gestión participativos, el trabajador necesita un nivel de
formación cualitativamente superior a lo que se requería en la
revolución industrial cuando la cuestión era operar las máquinas
herramientas y complementar manualmente sus operaciones. El resultado
de esta situación que combina una gestión dominantemente neoliberal
y el desarrollo persistente de la tecnología ocasiona depresión de
la demanda y deterioro de la fuerza laboral.
De esta manera,proponemos la creación de
una nueva institución representada en el Seguro de Empleo y
Formación para comenzar a reconocer un ingreso desligado de la
lógica mercantil al tiempo que promueva instancias de formación
para el conjunto de la fuerza laboral de manera continua y
permanente, estructurado por cadenas de producción. Sólo a través
de este tipo de políticas es posible incidir directamente sobre las
limitaciones de la fuerza laboral, sentando las bases para un nuevo
programa económico de cambio social que atienda a las restricciones
de ingreso y las limitaciones de formación del conjunto de la fuerza
laboral compatible con el actual esquema económico.
Este eje requiere la revisión de las
instituciones que regulan las relaciones laborales actuales para
generar un replanteo en la distribución de la productividad en el
marco del paradigma de avance tecnológico a través de un nuevo
reparto del tiempo de trabajo entre jornada laboral y jornadas de
formación que genere una fuerza laboral calificada acorde a los
nuevos requerimientos tecnológicos. La nueva institucionalidad
condensada en un Seguro de Empleo y Formación para el conjunto de la
fuerza de trabajo, estructurada por cadena de valor, permite una
revisión de la cuestión del empleo, en vistas de la conformación
de un orden social más inclusivo en cuanto a la distribución del
excedente económico generado socialmente.
Las propuestas aquí presentadas que
buscan fortalecer la capacidad de discusión e injerencia de la clase
trabajadora en el diseño de un orden social alternativo requieren
del replanteo del rol de Estado en, al menos, dos de sus dimensiones
de intervención:
En el proceso de
inversión:Consideramos que el
actual perfil productivo impone límites estructurales a cualquier
intento de política redistributiva por lo cual resulta necesario
aunar en una estrategia común tanto la búsqueda de un nuevo perfil
de demanda como la reconversión productiva. Es preciso que, para
adaptar los requerimientos productivos a la satisfacción de
necesidades de la población en su conjunto, se ponga en debate la
capacidad del Estado para intervenir sobre el proceso de inversión.
Por estos motivos es que consideramos de vital importancia articular
la propuesta aquí presentada con el debate del rol del sector
público. Un Estado, que para ser efectivo en su capacidad de incidir
debe, en primer lugar promoverprocesos deproducción industrial de
sustitución de importaciones y de incorporación de progreso
tecnológico para que el efecto de la propuesta no derive en un
aumento de las importaciones y en la reproducción de desequilibrios
externos.Por otro lado, no menos importante resulta ser la promoción
de nuevos actores de la producción, potenciar el desempeño de las
Pymes y de la economía socialpara limitar la concentración
económica existente en los principales mercados.
En la distribución del ingreso:
Hasta el momento la intervención del Estado como agente distribuidor
de ingresos a través de la política fiscal resulta ser inocua. La
política del shock distributivo determina que la reconfiguración
del sector público tienda hacia una mayor progresividad distributiva
de manera de gravar a los sectores de mayor capacidad contributiva y
transferir ingresos a población vulnerable. Para ello, el
fortalecimiento del sector público debe darse sobre la base su
democratización y articulación con las necesidades de la comunidad
a la que pertenece.
ANEXO: PRECISIONES CONCEPTUALES
ACERCA DELAPROPUESTA
A continuación presentamos un mayor
desarrollo conceptual de alguno de los ejes planteados en el apartado
anterior.
Piso de Ingresos y Garantía de
derechos para el conjunto de los hogares
Un shock distributivo de carácter
multidimensional
La idea de instituir en la Argentina una
renta básica universal tiene una larga trayectoria de propuesta y
discusión al interior de nuestras organizaciones sociales.
Concretamente la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) fue
protagonista de uno de los procesos más importantes de movilización
y debate político que buscó confrontar el paradigma neoliberal de
los ´90 cuyo hito fundamental quedó consagrado en la construcción
de Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO). En el marco del mismo
y haciendo uso legítimo de la consulta popular, más de tres
millones de personas votaron en Diciembre del 2001 a favor de la
conformación de un esquema de redistribución del ingreso que se
propuso eliminar la pobreza en la Argentina. La idea se materializaba
concretamente a través de programas de transferencia de ingresos,
tributarios al concepto de renta universal, destinados a distintos
grupos poblacionales, con el objetivo fundamental de construir un
piso de ingresos y garantías para el conjunto de los hogares.
Actualmente, la construcción de un Piso
de Ingresos y Garantías en la Argentina continúa siendo una
necesidad no resuelta, por una simple razón: hoy
no existe tal piso. Los
niveles de empobrecimiento de nuestra sociedad demuestran que a pesar
de haber atravesado prácticamente una década en la cual predominó
el crecimiento económico, éste no fue suficiente para desandar la
precariedad de las condiciones materiales de vida de una parte
importante de nuestra población. Por esta razón el objetivo
principal de la propuesta del Piso de Ingresos y Garantías radica en
construir una nueva estrategia que permita dar combate real a la
pobreza.
En la Argentina de hoy existe
aproximadamente un 30% de su población que no logra realizar los
ingresos suficientes para cubrir los gastos de una canasta básica
total y de ellos un 6% transita directamente una situación de
indigencia sin poder siquiera alimentarse. Esto implica que nada
menos que 13 millones de personas sean pobres y casi tres millones
pasen hambre. Pero por otro lado, el dato más cruel lo constituye
el rasgo de infantilización de la pobreza. La magnitud de la pobreza
y la indigencia en los niños, niñas y adolescentes es todavía
superior a la del resto. La última información disponible demuestra
que la mitad de los pobres son chicos y la mitad de los chicos son
pobres siendo que existen cerca de 5,5 millones de chicos y chicas
pobres (46,5%) de los cuales 1,2 millones están pasando hambre (el
10,4%).
La inexistencia de un piso de ingresos en
los hogares se explica principalmente por la propia dinámica del
mercado laboral y sus instituciones incapaces de generar un ingreso
mínimo efectivopara el conjunto de los trabajadores. En el escenario
actual, la precarización laboral se constituye como la forma
histórica de uso de la fuerza laboral bajo la cual se establece la
apropiación del excedente económico. Podemos afirmar que
aproximadamente el 50% de la fuerza laboral, es decir 8,6 millones de
trabajadores, sostiene inserciones de carácter precario. En este
universo, no sólo están contenidos los trabajadores asalariados no
registrados que representan el 33% de las relaciones asalariadas,
sino que también incorpora a los desocupados y los trabajadores
familiares sin remuneración, a aquellos trabajadores del sector
formal contratados por tiempo determinado, como así también a
aquellos que perciben ingresos inferiores al salario mínimo por
hora.
Tal configuración, por lo tanto, atenta
contra el alcance y efectividad de las instituciones tradicionales
del ordenamiento laboral de nuestro país. Entre ellas se destaca la
institución del Salario Mínimo Vital y Móvil que sostiene
garantías para un segmento acotado de la fuerza laboral mientras que
el resto queda excluido de las determinaciones que, en materia de
piso de ingresos, realiza el Consejo Nacional del Empleo, la
productividad y el SMVM. Al año 2017 se verificó que el 35,5% del
total de ocupados perciben salarios por debajo del salario mínimo,
magnitud ésta que es de mayor significancia, en un 50%
aproximadamente, al considerar al segmento de los asalariados no
registrados y al cuentapropismo. En este sentido, el salario mínimo
ha dejado de ser un piso efectivo de ingresos para el conjunto de los
trabajadores perjudicando su capacidad negociadora y debilitando sus
demandas y reivindicaciones en la negociación colectiva.
La propuesta de construir un Piso de
Ingresos busca entonces paliar la situación de emergencia y de
extrema vulnerabilidad por la que atraviesa un conjunto considerable
de nuestra sociedad y promover un shock de ingresos, que con fines
distributivos, reduzca la actuación de los sectores dominantes en
sus estrategias vinculadas con el disciplinamiento social.
Desde nuestra perspectiva, un instrumento
de contención para la emergencia social, para ser efectivo, debe ser
a la vez un instrumento transformador de la trama de relaciones
sociales vigente que genera tales emergencias. De esta manera, la
iniciativa del Piso de Ingresos para garantizar que ningún hogar
perciba ingresos por debajo de la línea de pobreza tendrá que
incorporar necesariamente instrumentos que permitan captar el ciclo
de vida del conjunto de los integrantes de un hogar:
-
La incorporación de los jefes de hogar desocupados a un Salario Social de Empleo y Formación (SSEyF) asociado con la estrategia de desarrollo y acceso universal a la infraestructura social y comunitaria.
-
La universalización del pago de la asignación familiar por hijo a través del planteo de un nuevo esquema de Asignaciones Familiares de carácter universal para el grueso de las prestaciones incluidas en el mismo.
-
El establecimiento de una jubilación de carácter universal equivalente al 82% del SSEyF.
En concreto, la acción de estos tres
nuevos instrumentos permitirá incorporar mayores grados de
progresividad al interior del Sistema de Protección Social conforme
a los pilares universales que esta iniciativa generaría a través
de: la universalización del sistema de Asignaciones Familiares y la
incorporación de un componente universal en el Sistema de Previsión
Social. Pero también incorpora, mediante el pago de un salario
social a los desocupados, una disrupción en el esquema de relaciones
de producción vigente dotando a la fuerza laboral de un piso
salarial efectivo que sujetada a un ciclo de formación continuo
apuntale transformaciones en la base material de producción y
consecuentemente la trama de relaciones sociales que de la misma
surge.
Los procesos de producción vinculados
a la creación de un SSEyF deben ser aquellos que tienen lugar en el
ámbito del sector público que denotan serias limitaciones para dar
cumplimiento al rol del Estado como garante en el acceso a la
infraestructura social básica al conjunto de la comunidad. Este
pilar, por lo tanto consiste en integrar en una sola estrategia el
SSEyF con el direccionamiento del gasto social para la conformación
de un circuito económico de alcance nacional y aplicación local en
provincias y municipios para movilizar fuerza de trabajo excluida de
los procesos de producción en orden a satisfacer necesidades
actualmente insatisfechas y de carácter impostergable como los son
las que exponemos a continuación:
-
Garantizar el acceso universal al sistema público de educación, desde el nivel inicial hasta la enseñanza media, a través de nuevas obras de infraestructura y prestación de servicios que se programarán en base a un orden de prioridades establecido según el criterio de focalización geográfica.
-
Fortalecer la infraestructura educativa existente, asegurando la habitabilidad de las escuelas a través de un plan de inversión donde se garanticen todas las obras necesarias para generar espacios seguros, confortables, higiénicos y con el equipamiento adecuado.
-
Garantizar el acceso universal al sistema público de salud, a través de nuevas obras de infraestructura y prestación de servicios que se programarán en base a un orden de prioridades establecido según el criterio de focalización geográfica.
-
Fortalecer la infraestructura sanitaria existente a través de un plan de inversión donde se garanticen todas las obras necesarias para generar espacios seguros, confortables, higiénicos y con el equipamiento adecuado.
-
Garantizar la prestación de servicios de prevención y promoción de la salud allí donde viven y trabajan las personas, para asegurar que la población de mayor riesgo sea permanentemente asistida. Es por ello que parte de las capacitaciones implementadas a través del SSEyF deben estar destinadas a la formación en Promoción de la salud, de forma tal de contar con una dotación de agentes sanitarios que puedan desarrollar acciones de salud casa por casa, facilitando la detección de problemas básicos para la preservación de la salud en un sector de la población que se encuentra en situación de mayor vulnerabilidad.
-
Construir, ampliar y refaccionar viviendas a fin de atender las necesidades habitacionales de la población, priorizando a quienes se encuentren en situación de vulnerabilidad habitacional.
-
Universalizar el acceso a los servicios públicos esenciales (redes de agua, cloacas, gas y luz).
-
Urbanizar las villas a través de la diagramación de calles, la incorporación de transporte público y el tendido de alumbrado.
De esta manera, la conformación de un
SSEyF requiere para su implementación de la constitución de un
Consejo Nacional por el Empleo, la Formación y el Cambio Técnicocon
el fin de consolidarse como un área pública con representación
plural y multisectorial en términos sociales cuya misión principal
consista en revisar la configuración actual del empleo y su vínculo
con el proceso de producción en general.
Es preciso señalar que nuestro país no
es pobre sino que produce pobreza. Este juego de palabras implica
nada menos que reconocer que, lejos de ser un fenómeno natural, su
origen reviste un aspecto absolutamente desnaturalizado que tiene que
ver con la trama de relaciones sociales que sostienen la matriz
distributiva que organiza la esquema de acumulación vigente. En
otros términos, la desigualdad es lo que está de fondo en el
fenómeno de la pobreza. Realizando un ejercicio de factibilidad para
resolver la pobreza, se verifica que la transferencia de ingresos a
los hogares pobres representa un escueto margen del 6% del PBI, que
si consideramos los ingresos ya disponibles con los que cuentan los
hogares en esta condición, se reduce al 2,4% del PBI. Con el objeto
de erradicar el hambre, con tan sólo distribuir entre el 0,5% y 0,2%
del PBI sería posible resolver la emergencia del hambre. Claro está
que en la Argentina de hoy sobran recursos pero falta voluntad ya
que, independientemente de los instrumentos de política pública que
se elijan, el esfuerzo distributivo que el Estado debe realizar es
mínimo ya que compromete a sólo el 5,9% del gasto público
consolidado.
La reorientación del modelo de
consumo y producción articulada con el shock distributivo
Uno de los efectos simultáneos del shock
distributivo explicado en el apartado anterior,consiste en el cambio
de composición de la demanda agregada por la vía del
fortalecimiento del carácter popular de la misma. Alejada de la
práctica habitual del sector público, la propuesta del piso de
ingresos, busca romper con la lógica dominante de la política
social de carácter reactivo y de reparación ante las eventuales
emergencias sociales que produce el sistema económico tal como
funciona para convertirla en una política integral que también
genere las condiciones de posibilidad de un cambio en el patrón de
consumo y producción.
Lo anterior implica que la redistribución
de un monto anual de ingresos destinado mayormente al consumo de los
denominados “bienes salarios” produce un efecto reactivador en el
mercado interno que en una primera instancia y de manera directa, se
centra en el conjunto de sectores de actividad asociados con los
mismos para posteriormente,traccionarsobre el resto del entramado
productivo. Por otra parte, este crecimiento económico asociado sólo
puede estar promovido por un mayor insumo de fuerza de trabajo por
parte de los nuevos procesos productivos estimulando así la
capacidad de generación de empleo. Es preciso, de todos modos
apuntar aquí, que sin un replanteo de la intervención pública en
el proceso de inversión, los posibles efectos virtuosos en el marco
de la actual estructura económica, pueden quedar prontamente
neutralizados conforme al poder de mercado y captación diferencial
del excedente ejercido por las estrategias de acumulación de los
actores económicos concentrados. Por esta razón es que, si bien
para la presentación del siguiente ejercicio pasamos por alto la
consideración anterior, en los próximos puntos se retoman algunas
de las limitaciones estructurales existentes que son necesarias
poner en debate. Entre las más importantes y que afectan la
efectividad de nuestra propuesta se encuentra la alta incidencia de
los insumos, tecnología y bienes de capital importados para el
funcionamiento del sector industrial que impide encadenamientos
productivos y compromete las cuentas fiscales; la concentración
económica y la remarcación de precios; y las estrategias de
intensificación de explotación de la fuerza laboral que pone
límites a la generación de empleo.
A continuación presentamos los
principales resultados de un ejercicio, en base información
estadística del año 2014,
para ilustrar las posibilidades de reorientación productiva que
ofrece el shock distributivo como política destinada a incidir en el
modelo de consumo y producción.
-
A partir de la estructura relativa que expresa la canasta entre los distintos componentes constitutivos nos aproximamos a la distribución sectorial que puede llegar a tener un shock de demanda. Observamos que el shock de demanda tendrá impacto, en una primera instancia, en los sectores directamente vinculados con los bienes salarios incorporados en la canasta dando como resultado un crecimiento inicial del PBI del 2,5%, explicado principalmente por el incremento de la producción Industrial, seguido del sector de Transporte; la Construcción; y los servicios de Electricidad, gas y agua.
-
Sin embargo, no se agota allí. El crecimiento inicial del producto genera un efecto multiplicador hacia el resto de los sectores productivos que resulta ser de aproximadamente 2,5 veces. De este modo, la primera vuelta o shock inicial –presentado en el cuadro anterior- se repite 1,5 veces más, generando que el incremento final de la producción (tomando un período anual) ascienda a 6,3%. A diferencia de la inyección inicial de demanda, que se dirige a un subconjunto de sectores asociados a las necesidades básicas de la población en situación de pobreza, en las instancias subsiguientes suponemos que hay un derrame hacia el resto de los sectores, que asume la misma configuración sectorial vigente.De este modo, el crecimiento a nivel general del 6,3%, resulta de un incremento en todas las ramas de actividad, que fluctúa entre el 3,8% y el 14,5% (destacándose dentro de la industria, un crecimiento del 29,3% en la producción de alimentos y bebidas).
-
Adicionalmente, el crecimiento experimentado por el producto tendrá como consecuencia un impacto en la creación de empleo. Para medir la magnitud de tal impacto, se calculó a nivel sectorial la elasticidad empleo-producto promedio para el período 2003-20117, debido a que a partir de 2012 se da inicio a una fase de estancamiento y recesión. De esta manera, vinculando la elasticidad empleo-producto promedio de cada sector con el crecimiento estimado del producto a nivel sectorial, se obtiene el crecimiento del empleo a generarse en cada sector. Así, surge que a nivel general el crecimiento del producto del 6,3% tendrá como consecuencia un incremento en el empleo del 8,2%, el cual presenta fluctuaciones a nivel sectorial, estando entre las ramas más dinámicas la industria (16,7%), la construcción (10,4%)y el servicio doméstico y otras actividades comunitarias (11,3%). Expandiendo estos resultados al conjunto de los ocupados urbanos, surge que en el período de un año se pueden generar cerca de 1,3 millones de puestos de trabajo.
-
Por lo tanto, tan sólo con la puesta en marcha de un shock de Demanda, en 3 años se producirían casi 4 millones de puestos de trabajo.
Socialización de la renta
tecnológica propiciando un nuevo reparte del tiempo de trabajo entre
empleo y formación
De manera sucinta podemos decir que en
toda economía capitalista, sea esta de carácter desarrollado o no,
la existencia de los ciclos económicos que da lugar a la alternancia
de crisis está, por lo general, fuertemente relacionado con el
desajuste que se establece entre las fuerzas productivas que
realimentan los procesos de producción y reproducción social con
respecto al tipo de gestión que los organiza.
Particularmente, es la misma estructura
económica sustentada sobre relaciones de propiedad de los medios de
producción dominantemente oligopólicas las que definen los
criterios de gestión y organización de los procesos productivos que
con el fin de maximizar rentabilidad empresarial generan –y de
manera histórica vienen generando - tendencia a la escasez de la
demanda de bienes de consumo y su contracara, crisis por
sobreproducción. A ello se suma desde hace varias décadas el
contexto global actual de permanente cambio tecnológico que impacta
directamente sobre el desarrollo de las fuerzas productivas
agudizando la tendencia a la expulsión de mano de obra y
transformando al flagelo social de la desocupación en un rasgo
estructural del sistema económico.
Es así como los criterios de gestión
vigente, o la falta de regulación sobre la economía producen
conceptos erróneos para la administración, apropiación y por lo
tanto la distribución de los rendimientos del dinamismo tecnológico
relacionados principalmente con las condiciones que determinan los
procesos de acumulación del capital: la productividad, la
reinversión del excedente económico y la rentabilidad empresarial.
Desde la gestión vigente la productividad está relacionada con la
reducción de trabajo vivo por unidad de producto porque su lectura
está asociada a una noción de eficiencia para el capital invertido,
es decir una productividad para
el capital. De esta manera la
renta tecnológica sólo puede ser apropiada enteramente por el
capitalista y la reinversión se asocia simplemente con la
incorporación de nuevos equipamientos que permitan ampliar la
productividad entendida de este modo.
Lo que omite la organización actual de
los procesos productivos, es que el conocimiento resulta el eje
fundamental del nuevo paradigma productivo y que, por lo tanto, el
menor consumo de fuerza de trabajo por unidad de producto culmina con
mayores índices de desempleo y sobreexplotación laboral, impactando
negativamente en la posibilidad de generar instancias continuas de
formación y de mayor calificación de la fuerza laboral, cuestión
clave, como dijimos, para el desarrollo tecnológico. Omite por
completo una de las características del nuevo modelo de acumulación,
que con las nuevas tecnologías informacionales y los nuevos métodos
de gestión participativos, el trabajador necesita un nivel de
formación cualitativamente superior a lo que se requería en la
revolución industrial cuando la cuestión era operar las máquinas
herramientas y complementar manualmente sus operaciones. El resultado
de esta situación que combina una gestión dominantemente neoliberal
y el desarrollo persistente de la tecnología ocasiona depresión de
la demanda y deterioro de la fuerza laboral.
Por lo tanto, la renuncia por parte del
ámbito público sobre la regulación del conjunto de relaciones de
producción implica subordinarlas al funcionamiento de la economía
dirigida por la maximización de la tasa de ganancia y restringir las
alternativas de salida a las sucesivas crisis al ajuste sobre los
trabajadores y el empeoramiento de sus condiciones de vida. En este
marco, consideramos pendiente un profundo replanteo sobre el marco de
apropiación de los excedentes sociales, es decir, las formas
sociales bajo las cuales se organizan los nuevos procesos
productivos, tema éste que al examinarse con profundidad exige
la revisión de la cuestión del empleo,
determinante para la conformación de un orden social más inclusivo
en cuanto a la distribución del tal excedente.
La necesidad de alcanzar efectivamente
esta cuestión implica nada menos que la tarea de construir
estrategias que contribuyan a desmercantilizar
uno de los aspectos claves para el funcionamiento de la economía8:
la libre disponibilidad de mano
de obra9.
Libre disponibilidad entendida como la premisa necesaria para el tipo
de gestión actual basada en la exclusividad que tiene el mercado –en
este caso el marcado laboral- como ámbito de reproducción de la
fuerza laboral, es decir, como la única instancia de subsistencia
para el trabajador. La contratación laboral que implica la relación
empresario – trabajador y la fijación del sustento para la segunda
parte, el salario, dista mucho de significar una negociación entre
iguales en tanto una de las parte busque valorizar su capital
invertido y la segunda, nada menos que no
morirse de hambre.
Esto implica relajar uno de los puntos
nodales que guarda la lógica de funcionamiento del capitalismo que
está relacionado con el “circuito de reproducción de la fuerza
laboral” entendido como la relación continua entre venta de la
fuerza de trabajo – salario – consumo. Este circuito está
subordinado a otro circuito que tiene relación directa con el fin
último del capital, su autovalorización, que permite transformar el
capital inicial en acumulación constante de riqueza abstracta
representada por el dinero. Es en este sentido que pese al andamiaje
normativo vigente en materia laboral nuestra economía sostiene uno
de los fundamentos necesarios de toda economía monetaria de
producción que el acceso
desigual de la moneda
existente en la relación salarial es decir, en la relación de
producción representada en el capital y el trabajo. Esta clase, la
que contrata trabajo, que puede decirse que “gana lo que gasta”
encuentra su premisa y su fundamento en la circunstancia de que los
trabajadores “no pueden gastar más de lo que ganan” y por lo
tanto, acceden a la moneda a través de vender su fuerza de trabajo
al capital. Aquí por lo tanto, se deduce un elemento más en cuanto
a los criterios que utiliza gestión actual de los procesos de
producción, que es nocivamente naturalizado, y que tiene que ver con
el hecho de que el nivel de empleo, es decir el cuánto de la
cantidad de fuerza de trabajo utilizada –y por ende el acceso a la
moneda de la misma-, es una variable dependiente de las expectativas
de rentabilidad de los empresarios, es decir del empleo considerado
rentable. Por lo tanto, el dominio que ejerce el empresario sobre el
trabajador no es más que el dominio que ejerce el dinero sobre el
trabajador10.
En consecuencia no es sin relajar la restricción salarial, es decir,
aminorar el poder del capital de control sobre la creación monetaria
que es posible pensar en una revisión seria de la cuestión del
empleo.
En este sentido, la emisión monetaria
que se conforma a través de créditos bancarios al capital “consiste
en (…) antevalidar una producción futura, pero bajo la condición
del cierre de circuito monetario que él mismo supone: que la
plusvalía producida haya sido realizada.” De esta manera, la
moneda es creada una y otra vez “de la nada” siempre y cuando al
empresario le implique un proceso de valorización del capital
invertido. Lo cual abre la posibilidad de indagar sobre la
posibilidad de disponer una cuánto de esta creación monetaria, para
que en este caso sea “la reproducción de la fuerza laboral” o
salario el concepto adelantado y a realizar posteriormente.
Asimismo y como se mencionó
anteriormente, en la coyuntura histórica actual se incorpora un
rasgo adicional que agudiza la restricción monetaria de la relación
salarial, espacialmente a través de una tendencia creciente a
precarizar los términos salariales y las condiciones de trabajo de
la mano de obra, que tiene que ver con la estrategia empresaria de
amplificar la apropiación sobre el dinamismo tecnológico que
deviene de “la masa de saberes necesariamente especializados que
combina la producción social” con el fin de conservar el dominio
frente a la potencial autonomía que ofrece el conocimiento “el
desarrollo de una inteligencia colectiva”, es decir, la
transformación del conocimiento en una mercancía ficticia.
Por estas razones sucintamente expuestas,
es que es posible subvertir la tan naturalizada lógica de acceso
desigual a la moneda a partir de plantear una moneda endógena a la
reproducción de la fuerza laboral (y no a la autovalorización del
capital) representada a través de un “ingreso
social garantizado” para
aliviar la restricción monetaria de la relación salarial. Sin
embargo, esta propuesta lejos de estar inscripta en los programas de
transferencias de ingresos condicionados que a nivel mundial hoy son
difundidos e impulsados por los organismos internacionales como el
Banco Mundial (garantes de la actual regulación económica)11
que consiste en la transferencia de ingresos que implican estándares
insuficientes para garantizar condiciones de vida sin además
plantear una revisión del lugar del empleo en el sistema económico
que permita resolver definitivamente esta cuestión.
Es en este sentido como la revisión del
empleo nos lleva directamente a la relación de producción planteada
en el clivaje capital / trabajo y concatenadamente al replanteo de
la distribución de excedente social. El ingreso social garantizado
se plantea, desde este punto de vista, no ya como un ingreso derivado
de la redistribución sino más bien como una “(…) remuneración
social de dimensión cada vez más colectiva de una actividad
creadora de valor, que se extiende sobre el conjunto del tiempo
social, dando lugar a una enorme masa de trabajo no reconocido y no
retribuido”. Lo anterior significa resignificar el concepto de
trabajo y subvertir la lógica planteada por la teoría económica
tradicional que lo asimila a empleo o empleo de trabajo por el
capital, es decir al empleo rentable (como lo mencionamos unas líneas
más atrás).
Concretamente, en esta fase del
capitalismo con epicentro en la generación continua de nuevas
tecnologías para lo cual el conocimiento es una característica
fundamental para el uso de la fuerza laboral, encuentra aún más
difuso que en otras épocas el límite entre la jornada laboral de
producción vs. la jornada laboral de reproducción. Y es justamente
la actividad relacionada con la formación y calificación, el
aprendizaje, el desarrollo de un oficio, la especialización,
adaptación y generación de conocimiento etc. lo que generalmente se
desarrolla en la esfera de la reproducción del hogar de los
trabajadores a costa de su “tiempo libre” implicando para el
capital costos nulos o marginales y sin embargo, una importante
apropiación de los rendimientos generados. La abusiva y engañosa
idea de que el conocimiento es un activo humano, de índole
particular, responsabilidad del propio individuo formado se
desvanece al constatarse el constante proceso de mercantilización
que vive al transmutar la socialización del conocimiento desde un
producto social a una mercancía privada a la cual el capital accede
como un insumo adyacente de la fuerza laboral ampliando la
apropiación del trabajo realizado por la misma. Más aún, sin
delimitar el desarrollo cognoscitivo de la fuerza laboral a sólo los
circuitos formales es posible corroborar que la instancias de tiempo
que la fuerza laboral permanece fuera del circuito productivo de
capital, lejos de tiempo muerto, ocioso (como le gusta denominar a la
teoría económica tradicional) constituye “trabajo libre” que
puede ser improductivo para el capital pero sumamente útil en
términos sociales.
De esta manera, un ingreso desligado de
la lógica contributiva capitalista implica sincerar, reconocer
aquella remuneración no retribuida ni por el segmento empresarial ni
por el Estado al tiempo que promueve las instancias de formación del
conjunto de la fuerza laboral de manera continua y permanente como
parte fundamental de su vida laboral activa.
Por esta razón es que, la propuesta del
SEyF busca articular con la estrategia del Piso de Ingresos y
Garantías, para alcanzar al conjunto de la fuerza laboral e
incorporar, también bajo la órbita del Consejo Nacional por el
Empleo, la Formación y el Cambio Técnicola constitución de las
Mesas Sectoriales de
Formación y Empleo. De
manera sintética podemos agrupar los principios esenciales que las
mismas deberán respetar:
-
Redefinir el reparto del tiempo de trabajo a partir de liberar tiempo de trabajo para la formación atendiendo a las dificultades que este aspecto fundamental conlleva para ser realizado por el segmento activo de los trabajadores. Esta cuestión es de carácter fundamental porque amplía el circuito de reproducción de la fuerza laboral incorporando los procesos de formación como parte necesaria del mismo en línea con alentar el desarrollo tecnológico que precisa la estructura productiva vigente.
-
La conformación de un fondo de financiamiento de regulación autogestionada por los trabajadores a partir de los recursos que surgen de los aumentos de productividad sectoriales.
-
Ampliar el ritmo de incorporación de fuerza laboral a los procesos productivos existentes como modo de complementar el nuevo esquema de reparto de formación – trabajo que derivará en salidas transitorias por parte de la fuerza laboral activa durante el tiempo de formación. La ampliación de su fuerza productiva conforme a una mayor adecuación de ella al dinamismo tecnológico implica transitar un proceso de desplazamiento del concepto de “productividad / competitividad” vía costos, más particularmente, vía minimizar el costo laboral.
-
Habilitar instancias que promuevan la democratización de la economía, es decir que como parte de una gestión del nuevo tipo en cuanto al circuito de reproducción de la fuerza laboral comiencen a habilitarse también mecanismos que permitan el surgimiento de nuevos actores de la producción.
1 Promedio
anual 2017 estimados con los primeros tres trimestres publicado por
Cuentas Nacionales – INDEC.
2 Proyección
al año 2017.
3 Los
datos de del Módulo de Relaciones Laborales de Encuesta de
Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo indican que,
al año 2008, la proporción de trabajadores registrados del sector
privado que está por fuera del Convenio Colectivo de Trabajo
asciende a 18,4%. Considerando al resto de los segmentos de la
fuerza trabajo (como los no registrados, los independientes, los
desocupados, entre otros) surge entonces que el
58% de la fuerza laboral ocupada y el 62% de la fuerza laboral total
están excluidos del conjunto de derechos laborales garantizados por
la negociación colectiva de trabajo.
Cabe aclarar que esta estimación resulta optimista ya que considera
que la cobertura de los CCT para el conjunto de los trabajadores del
Estado es idéntica al sector privado, cuando la mayoría de los
municipios y buena parte de las provincias (que representan el 80%
del empleo público) no disponen de convenios colectivos. Como
corolario de esta baja incidencia se agrega que la tasa de
afiliación sindical de los privados registrados es del 37,7% lo
cual expresa que las
organizaciones sindicales representan actualmente a tan sólo el
19,4% de los ocupados y al 17,5% de la fuerza laboral.
4 Hasta
el momento, el último valor publicado de la CBT corresponde al mes
de Enero y asciende a $16.974 para una familia tipo. La proyección
al mes de Marzo se realizó considerando una tasa de inflación
mensual para Febrero de 2,1% y para Marzo del 1,5%.
5 Promedio
anual 2017 estimados con los primeros tres trimestres publicado por
Cuentas Nacionales – INDEC.
6 Proyección
al año 2017.
7 En
el cálculo del promedio se exceptuó el año 2009 ya que por ser un
año recesivo en algunos sectores genera graves distorsiones en los
resultados. A modo de ejemplo, en el sector de Alimentos y Bebidas,
cuando se incorpora el año 2009 se obtiene como promedio de todo el
período una elasticidad empleo-producto negativa, a causa de que
este sector sufrió una recesión económica en dicho año. Sin
embargo, diversos estudios comprueban que dicho sector posee en
términos históricos una elasticidad empleo-producto elevada, más
allá de las cuestiones coyunturales que puedan alterar tal
indicador.
8 Economía
capitalista.
9 Incluso
considerando el cuerpo normativo – jurídico que aporta la
legislación laboral y salarial vigente con el fin de regular las
condiciones laborales, se verifica que los trabajadores ofrecen su
capacidad de trabajo en el “mercado laboral” porque es la única
vía para hacerse de su sustento.
10
Poder éste que puede expresarse en dinero, o sea, en su forma
desmaterializada o bien, como dominio ejercido por una cosa, los
medios de producción.
11
Desde hace un tiempo se los encuadra, de manera general, en la
estrategia conocida como piso de protección social (PPS) o
prestación social básica.
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